Cuando
Beatriz salió del despacho de su jefe, sentía las piernas como gelatina,
realmente la mirada del Sr. Wright la ponía muy nerviosa, había sentido como si
él le hubiera quitado toda la ropa solo con sus ojos.
Se fue a
sentar a su escritorio y decidió escribirle por WhatsApp a Jullissa, lo hizo
con dificultad porque las manos le
temblaban como si tuviera Parkinson.
Beatriz: Julls,
no sabes lo que me acaba de pasar.
Al momento
recibió la contestación de su amiga.
Jullissa: ¿Qué pasó Bi, ya leíste el mail?
Beatriz: No
amiga, no he podido hacerlo todavía.
Tuve un imprevisto…
Jullissa: Cómo que un imprevisto, cuéntamelo
todo
Beatriz: Acabo
de conocer a los ojos más indescifrables que he visto en toda mi vida…
Jullissa: ¿Cómo que acabas de conocer unos ojos…… y el resto del
cuerpo?
Beatriz: También esta muy interesante, pero
los ojos te dejan sin aliento
Jullissa: ¿Y de quién son esos ojos?
Beatriz: De un
cliente, Mario Wright
Jullissa: ¡No
me digas que es el de la cadena de supermercados más grandes del país!
Beatriz: Bueno
eso es lo más grande, pero también tienen una cadena de farmacias y unos
cuantos restaurantes, bares y discotecas…
En el
momento en que Beatriz enviaba el mensaje escuchó que la puerta del despacho de
su jefe se abría y alzó su mirada para
encontrarse con los ojos de Mario y una hermosa sonrisa que lo hacía ver
todavía más atractivo. Miró como se iba
acercando a ella con una seguridad y un temple que impactaba y empezó a sentir
como un vacío en su estómago iba creciendo a medida que lo tenía más cerca, él
se paró frente a ella y le dijo:
- Ha sido un placer conocerla Beatriz - estirando la mano con la palma hacia arriba solicitando la de ella
- El placer ha sido mío, Sr. Wright – entregándole la mano en señal de despedida.
Mario tomó
la mano de Beatriz y la acercó a su boca depositando un tierno beso, pero el
simple roce de su piel en sus labios, despertó un fuego abrazador en todo su
cuerpo, quería sentir no solo su mano sino sus labios, su cuello, sus pechos,
todo su cuerpo con su boca. La miró a
los ojos, mientras sus labios abandonaban esa hermosa mano, y pudo ver en ellos sorpresa y nerviosismo.
Beatriz se
sorprendió con ese gesto, que ella creía pasado de moda, pero que era tan
galante y le había hecho sentirse muy bien, pero al ver como esos ojos de hielo
la miraban sintió que podían ver su alma y eso la puso muy nerviosa, retiró
despacio su mano y le regaló a Mario una tímida sonrisa.
- Espero volver a verla pronto – dijo Mario mientras sentía como el contacto de esa delicada piel desaparecía de su mano y observaba como ella movía su cabeza en señal de afirmación.
Podía
quedarse allí todo el día, perdido en el pantano de sus ojos, pero no sabía por
cuánto tiempo más podría controlar sus impulsos y ganas de besarla, así que optó por salir de ahí lo más pronto
posible.
Beatriz lo
siguió con la mirada, tenía una espalda perfecta, y el traje a la medida lo
hacía lucir espectacular, de pronto se sorprendió viendo su trasero el cual
estaba muy bien para un hombre de su edad,
tendría unos 45 años más o menos, y esos hilos de plata que se empezaban ya
a ver en sus cienes lo hacían lucir aún más interesante.
El sonido
del intercomunicador la sacó de sus pensamientos, era la extensión de Don Rafael.
- Beatriz venga por favor.
- Enseguida Don Rafel.
Tomó su libreta
de apuntes, se levantó del escritorio y se dirigió al despacho de su jefe.
- Con permiso Don Rafael – dijo mientras entraba en el despacho-
- Pasa Beatriz, toma asiento por favor – mientras le indicaba el sillón de dos cuerpo donde minutos antes había estado sentado Mario.
- Dígame en qué puedo ayudarle – dijo Beatriz mientras tomaba asiento, esperando que no le pidiera el informe que todavía no había terminado.
- Beatriz, te he llamado porque tengo una propuesta para ti - mientras tomaba asiento junto a ella.
- Soy toda oídos - le dijo Beatriz, mientras trataba de descubrir cuál sería la propuesta de su jefe
- Los resultados del proceso de “Barriga &Asociados” han superado toda expectativa, el cliente ha quedado muy satisfecho con tu labor. En estos cuatro meses he visto como tu desempeño ha ido mejorando y la forma en la que has aprovechado cada oportunidad para aprender más y ganar experiencia. – Rafael tenía su espalda totalmente apoyada en el espaldar del sillón, los codos descansaban en los brazos del mismo y sus manos se entrelazaban sobre su pecho, la miraba tratando de encontrar las palabras perfectas para informarle de su trato con Mario.
- Muchas gracias Don Rafael - dijo impaciente
- Tomando esto en cuenta, quiero que realices el proceso de selección del emporio Wright – hizo una pausa para ver la reacción de ella.
Beatriz
abrió los ojos como platos, sabía perfectamente que ese era uno de los clientes
más grandes que tenía la empresa y formar parte de este
proceso era un privilegio-
- Don Rafael, no sé qué decir, me honra permitiéndome ser parte del equipo de trabajo del proceso, sé lo importante que es para la empresa este cliente – hablaba con una sonrisa de oreja a oreja – téngalo por seguro que no voy a defraudarle.
- Creo que no me he expresado con claridad Beatriz – Rafael se acercó al escritorio con sus manos entrelazadas todavía- no solo vas a ser parte del grupo de trabajo sino que tú vas a dirigir el proceso
- ¿Perdón? – tenía que haber escuchado mal o su jefe se la había fumado al revés….
- Si Beatriz, lo que escuchaste, tú vas a dirigir este proceso.
- Pe… pe… pe… pero, ¿usted cree que yo estoy lista para este desafió? – sentía que toda la sangre de su rostro había desaparecido y que su corazón se había detenido por un segundo. Era la oportunidad que había estado esperando, pero ahora no estaba segura si estaba a la altura.
- Mira Beatriz, reconozco tu capacidad y tenacidad, este es un proceso igual a los que ya has realizado simplemente que es un poco más grande y este cliente es muy exigente, pero creo que lo puedes hacer bien.
Sólo tenía ese pequeño gran detalle... - pensó Bea.
- Don Rafael – ella lo miró a los ojos y supo que había algo que su jefe le estaba ocultando – realmente es un honor estar a cargo de un proceso de esta importancia, pero quisiera saber la verdadera razón de esta decisión.
- Eres una mujer muy perspicaz, Beatriz, ahora estoy seguro de que lo harás muy bien – le regaló una sonrisa llena de orgullo – tienes razón hay un motivo de fondo.
- Le escucho – Beatriz le miraba a los ojos, expectante.
- Ha sido el Sr. Wright en persona quien me ha solicitado que seas tú quien dirija el proceso, al parecer él ha visto más en ti en cinco minutos que yo en estos cuatro meses.
Beatriz se
había quedado sin habla ante la confesión de su jefe - ¿Por qué el señor Wright
había hecho eso???
- Don Rafael, no piense que soy una ingrata, pero podría pensármelo unos días – la mirada de Mario se le vino a la memoria
- No tenemos mucho tiempo, Beatriz, el proceso ya está retrasado, pero está bien, piénsatelo y me tienes una respuesta el Miércoles.
- Muchas gracias Don Rafael – dijo Beatriz levantándose de la silla – con su permiso – y salió de la oficina de su jefe.
Estaba
emocionada con la propuesta, pero también desconcertada con la sinceridad de su
jefe, esto realmente era un gran empujón
para su carrera. Pero por otra parte
sentía que Mario Wright la estaba comprando, y recordar como la miraba en la
oficina de su jefe le incomodaba.
Tomó su iPhone
del escritorio y se fue al lugar más privado de la oficina, el baño. Debía
hablar con alguien que le ayudara con este dilema, y quien mejor que
Jullissa.
La llamó y al primer timbraso
escuchó la voz de su amiga.
- Aló, Bea me dejaste colgada en el wahtsapp
- Lo siento, Julls, es que Don Rafael me llamó a su despacho
- ¿No me digas que te despidieron?
- Noooooo, algo no se si mejor o peor….
- Hay empezaste con tus ambigüedades, Bea. Por favor me tienes con los nervios de punta háblame claro y de una, sin anestesia
- Don Rafael me propuso dirigir el proceso de selección del departamento de Seguridad Informática del Emporio Wright, uno de nuestros mejores clientes….. – se lo dijo tan rápido que ni siquiera respiró
- ¡Qué! Esa es una excelente noticia amiga…. – dijo Jullissa emocionada – Felicitaciones.
- ¿Lo es? – con tono de duda
- ¿Cómo que si lo es? – remedando el tono de voz de su amiga- claro que lo es….. o es que hay algo más???
- Si hay algo más, mi jefe me ofreció esta gran oportunidad porque Mario Wright se lo exigió……
- ¿Y?
- Pues que…… - Beatriz se quedó pensando –
- ¡Bea! – gritó Jullissa – ¡A veces me exasperas mujer!
- Que cuando veo sus ojos, es como ver el hielo y el fuego al mismo tiempo, y siento que su mirada me traspasa el alma….
- Haber Bea, ¿Ya han hecho antes procesos para ellos?
- Si
- ¿Y desde que tu estás ahí cuantos han realizado?
- Cuatro
- ¿Y por qué hasta el día de hoy no habías conocido al Sr. Wright?
- Porque quien lleva los procesos es Tomás su Jefe de Talento Humano
- Ahí tienes tu respuesta. ¿Tu crees que él va a dejar todos sus compromisos para supervisar una simple selección de personal?
- _ Beatriz se quedó pensando en lo que Julls le acababa de decir- tienes razón es algo imposible
- La posibilidad de que ustedes se vuelvan a encontrar es mínima
- Además él me dijo que solo hacía las entrevistas finales y eso es en sus oficinas. - pensó en voz alta Bea.
- Entonces amiga no te lo pienses tanto y no desperdicies esta oportunidad.
- Gracias Julls, realmente eres mi ángel….
- Claro que si amiga, un ángel muy travieso, ¡pero a la final ángel!
- Beatriz soltó una carcajada que ahogo con su mano - tu ya no tienes remedio…
- No te olvides de leer el mail - le dijo Jullissa con tono amenazador
- No lo voy a olvidar, te dejo que debo terminar un informe para entregarlo en una hora.
- Ok, cuídate y estamos en contacto
- Seguro.
Beatriz
terminó la llamada y Salió del baño. El punto de vista que le había dado
Jullissa era muy bueno, pero su instinto le decía que algo no estaba del todo
bien en esa propuesta, no sabía exactamente qué era, pero esa sensación la tenía intranquila.
¿El
Sr. Wright sería capaz de utilizar a mi jefe para acercarse a mí?
Era consciente de lo atractiva que podía ser y de como él la
había visto desde que estaban en el pasillo esa mañana y es más él era todo un
adonis madurito, un hombre que podría tener a cualquier mujer que se
propusiera.
Pero ella no quería complicarse la vida, recién empezaba a
organizarla como para complicarse incluyendo un hombre en ella.
Además, todavía amaba a Esteban con la misma
intensidad con la que dijo SI QUIERO en
el altar, aunque él ya no estuviera ahí, sentía que al estar con otra persona
lo estaba engañando.
Terminó de
hacer el informe con mucha dificultad, realmente no podía concentrarse, tocó la
puerta del despacho de Rafael y escuchó una voz desde adentro que la invitó a
pasar.
- Permiso don Rafael, le traigo el informe del último proceso hecho por Carlos.
- Muchas gracias Beatriz – dijo Rafael sin levantar la vista de los documentos que estaba revisando – déjalo ahí que ya lo reviso.
- Don Rafael – dijo Beatriz parada frente al escritorio mientras sentía que sus manos se quedaban sin el calor habitual.
- Dime Beatriz – Rafael alzó los ojos y la miró expectante
- Ya tengo la respuesta a su propuesta.
Cuando Beatriz
entró en la oficina de su jefe ya había tomado una decisión y la suerte estaba echada.
- Beatriz pensé que te ibas a tomar dos días para decidir si aceptar o no mi propuesta.
- Don Rafael, sé que le parecerá algo extraño que ya tenga mi decisión, pero hay cosas que uno no debe darles muchas vueltas en la cabeza sino seguir sus instintos. – le dijo mientras tomaba asiento frente a él.
- ¿Y que te dicen tus instintos Beatriz?
- Que esta es de esas oportunidades que solo llegan una sola vez en la vida y que es perfecta para impulsar mi carrera sea dentro de esta empresa como fuera de ella.
- ¿Me estás insinuando que piensas abandonarnos? – le dijo Rafael con cara de asombro
- Si, bueno no. – Beatriz estaba muy nerviosa- No a corto plazo, pero creo que la meta de todo profesional es convertirse en su propio jefe. ¿No cree usted??
- Así es Beatriz…. – Rafael volvió a sentir ese sentimiento de orgullo que en los últimos meses había comenzado a experimentar cada vez que veía los avances de Beatriz, la empezaba a ver mas que como una empleada como una hija.
- Pero sé que todavía me falta mucho por aprender y creo que estoy en el mejor lugar para hacerlo y en el camino aportar con todo lo que pueda a esta empresa, es lo justo. – Beatriz veía a los ojos a Rafael y hablaba con toda sinceridad.
- Cada día me sorprendes más, tus sentidos de gratitud y justicia son muy grandes y eso junto con tu tenacidad y profesionalismo te van a llevar muy lejos.
Beatriz
sonrió al escuchar las palabras de Rafael, le hacía sentirse orgullosa de sí
misma.
Aunque todo fuera perfecto si Esteban hubiera podido compartir
esta emoción con ella.
El siempre creyó en su potencial y en varias ocasiones
le había sugerido que ejerciera su carrera asegurándole que triunfaría; pero ya no estaba ahí para
compartir sus logros profesionales.
Rafael se
dio cuenta como los ojos de Beatriz se llenaban de nostalgia.
- Entonces Beatriz, ¿qué has decidio? – le preguntó para sacarla de sus pensamientos aunque ya intuía su respuesta.
- Que acepto su propuesta Don Rafael – dijo una Beatriz eufórica – ¿Cuándo empiezo?
- Pues- Rafael miró su reloj- creo que todavía puedes llamar a concertar una cita para el levantamiento de los perfiles, te recuerdo que estamos contra reloj.
- Entonces – Beatriz se puso de pie – manos a la obra. – y salió del despacho de Rafael directo a su escritorio con una sonrisa mas grande que la de Guasón y decidida a dar lo mejor de sí en esta misión.
Buscó el
número de Empresas Wright en la agenda de contactos y llamó, en seguida le
contesto la operadora quien la transfirió a la secretaria de Recursos Humanos.
- Emporio Wright, buenas tardes. – una dulce pero firme voz contestaba al otro lado de la línea.
- Buenas tardes le habla Beatriz Vinueza de Choice Evolution, ¿con quién tengo el gusto?
- Beatriz, que bueno escucharte te habla Marta. – contestó con una visible emoción en la voz.
- Hola Marta, ¿cuándo te reincorporaste y cómo sigue tu esposo? – dijo Beatriz con asombro
- Hoy regresé a mis obligaciones y Gerardo se está recuperando favorablemente gracias.
- Me alegro mucho - dijo Beatriz, todavía no conocía a Marta en persona pero en todos los procesos era ella con quien más se comunicaba y había podido entablar una muy buena relación.
- Dime, ¿en qué te puedo ayudar? – dijo Marta muy solícita.
- Necesito coordinar una reunión para levantar los perfiles del Departamento de Seguridad Informática.
- Claro, con gusto y ¿quién va a estar a cargo del proceso, José o Carlos??
- Después de un breve silencio Beatriz contesto – yo.
- Se escuchó un suspiro de admiración seguido de las palabras de Marta – Felicitaciones Beatriz, es una gran oportunidad.
- Si lo es – admitió ella – y un gran desafío también – dijo un poco nerviosa.
- Pero tú tienes toda la capacidad, tranquila, lo harás muy bien- dijo marta optimista.
- Gracias Marta
- Mira déjame hablar con Tomás, que entre la llegada de su bebé y las actividades de la empresa el pobre está a full, pero sé que este proceso es una prioridad, en un momento te vuelvo a llamar para confirmar la hora y el día, ¿te parece?
- Perfecto Marta, espero tu llamada.
- Adios
- Adios
Beatriz estaba feliz, hoy celebraría con sus
hijos el inicio de una nueva etapa en su carrera.
Lo poco que quedó de la tarde la pasó sin
inconvenientes, incluso le dio tiempo para adelantar algunas cosas porque sabía
que este proceso ocuparía gran parte de su tiempo y no quería desatender sus
obligaciones.
Marta la
llamó para confirmar la cita para mañana a las 11 del día, todo estaba saliendo perfecto. Tomó su cartera y se fue a su
casa.
Cuando llegó
al departamento Sasha y Alex ya estaban ahí, a penas la escucharon abrir la
puerta salieron de sus habitaciones a saludarla, eso era lo mejor del día,
llegar y recibir los mimos de sus retoños.
- Esta noche vamos a pedir pizza, ¿les parece?
- ¿Qué celebramos? – dijeron al unísono Sasha y Alex, mientras este último tomaba el teléfono y llamaba a la pizzería.
- Cuando llegue la pizza les cuento… – les dijo haciéndose la misteriosa
- Hay no, ¡cuéntanos ahora! – dijo Sasha llena de curiosidad.
- Mejor cuéntenme como les fue hoy – dijo cambiando de tema mientras se sentaba en el sillón.
- Me fue muy bien en la exposición de historia – dijo Sasha feliz, pero dándose cuenta de las intenciones de su madre.
- Me alegro mucho princesa. ¡Felicitaciones!
- Pero nos torturó todo el receso con su voz – dijo Alex en tono burlón y tapándose los oídos.
- Mamá dile que no empiece o no respondo – Sasha le dedicó a su hermano una mirada fulminante-
- Alex, por favor no empezemos – Beatriz lo miraba con complicidad mientras le giñaba el ojo.
- Sabes que mañana tenemos el primer ensayo para el concierto del segundo parcial y debo practicar… - replicó Sasha en tono de disgusto
- Es verdad, lo había olvidado – Beatriz se tocó la frente y la miraba apenada – ¿Y como va tu canción, por cual te decidiste?
- Creo que la de Tercer Cielo…. – agachó la mirada – yo te extrañaré. Aunque todavía tengo uno que otro problema con las transiciones, espero que mañana la Srta. Gloria me ayude.
- ¿Estás segura? – ver la actitud de su hija le dolía
- Si – Sasha alzó la mirada a su madre, y Beatriz pudo ver el temple y la fortaleza de su hija reflejado en esos hermosos ojos muy parecidos a los suyos – quiero dedicarle mi concierto a papá.
- Está bien preciosa – Beatriz tomó con una mano la mano de Sasha y con la otra la de Alex, ella sabía lo duro que había sido para ellos todo este tiempo y en parte se sentía culpable por no haber podido ser el soporte que ellos necesitaban, pero eso estaba cambiando.
El timbre sonó, sacándolos de ese ambiente de
nostalgia que se estaba formando alrededor de ellos y Alex salió corriendo a la
puerta.
- ¡Llegó la pizza!
Beatriz se
levantó mientras reía para sacar 3 platos de la repisa y llevarlos a la
mesa. Alex puso la pizza en el centro
mientras Sasha servía los vasos de gaseosa.
Beatriz tomó su vaso y lo levantó en señal de brindis.
- Tengo el orgullo de contarles que su madre está a cargo del proceso de selección de una de las empresas más grandes e importantes del país.
- ¿En serio mami? - Sasha abrió sus ojos sorprendida mientras Beatriz asentía con la cabeza.
- ¡Esa es mi mamá! – dijo Alex lleno de orgullo – Salud por la mejor psicóloga industrial del país.
- ¡Salud! – gritó Sasha emocionada.
- Salud – dijo Beatriz feliz de ver la mirada de admiración de sus hijos.
Chocaron los
vasos y se dedicaron a disfrutar de la cena de celebración.
Cuando
terminaron de comer Alex y Sasha enviaron a su mamá a descansar y ellos se
encargaron de dejar todo limpio.
A la mañana
siguiente Beatriz estaba preparando el desayuno del día, “Martes de Omelet”,
mientras repasaba mentalmente las preguntas que le haría a Tomás. Se sentía un poco nerviosa, pero sabía que lo
haría de maravilla.
Desayunó con
los muchachos, se arregló como todos los días y se fue a la oficina.
Estaba un
poco ansiosa a medida que avanzaba el día, pero tenía tanto trabajo que una vez
que encontró el ritmo, la mañana se le fue volando y no se dio cuenta de la
hora sino hasta las once menos cuarto cuando escuchó que alguien entraba por la
puerta principal y al levantar la vista del computador lo vió.
Esto no
es posible, ¿qué hacía él aquí?