Capítulo 6: Usted Es Hermosa

La voz de Sergio lo despertó.

•   Oye dormilón, se te hace tarde… y te quedas sin cachuelo!!!!

Se levantó de un brinco, miró la pantalla de su teléfono, ni una sola llamada, se cambió de camisa, arreglo su cabello, cogió su guitarra  y salió a la sala donde  ya estaba esperándolo su amigo.

•     Listo – dijo mientras aparecía en la sala -

•     Ya era hora, Juanda… eres peor que hembra!!!!

•     Sergio no estoy de humor….

•   Será que cierta mujer que te tiene alunado no te ha llamado????

•    _Juan Daniel lo regresó a ver con cara de pocos amigos y solo salió un gruñido de su garganta-

•   Está bien hermano me callo, si tus ojos fueran dagas ya estuviera desangrado!!! –pone las manos en su pecho como si estuviera herido-

•    Mejor  vámonos que estamos tarde –abriendo la puerta del departamento-

Salieron al bar-discoteca donde cantaba Juan Daniel, esa era su pasión, no por nada se había graduado en música antes de terminar el colegio, pero tenía claro que de eso no podía vivir, así que aplicó a una beca en la Universidad San Francisco y como sacó su título con honores  la misma universidad le ofreció un posgrado en Programación de sistemas de seguridad, ahí se conocieron con Sergio y desde primer año se convirtieron en más que compañeros de parranda, eran como uña y mugre.

 Un jueves de noche de karaoke el dueño del local se quedó fascinado al escucharlo cantar y le propuso que lo hiciera de forma regular, a cambio tendría barra libre y muy buena paga; normalmente lo hacía viernes y sábado, pero ayer  habían alquilado el local para una fiesta, así que hoy estaba a reventar.

Todo su repertorio estuvo dirigido a esa mujer que ocupaba su mente, no quería aceptarlo, pero sabía que era un imposible.  Cuando había estado en su departamento no pudo dejar de mirar las fotos que adornaban su sala: una de Beatriz con un hombre que la observaba con mirada de amor  y otra de los dos junto a dos niños muy parecidos a ellos.  Debía sacársela de la cabeza a como diera lugar, ella era….. una mujer prohibida.

Mientras cantaba la última canción de su repertorio Usted es hermosas de Fausto Miño,  escuchaba su voz repitiendo lo que el sentía en esos momentos.

Solo quería decirle que ud es hermosa 

Solo quería decirle lo que es verdad 

Como voy a callarme, esas son cosas 

Que se dicen por simple sinceridad 

Solo quería decirle que esta canción 

Llevaría su nombre 

Por la razón de que yo soy hombre, para su corazón 

Solo quería decirle que usted es hermosa 

Solo quería borrarle su soledad 

Pudo ver a Sergio sentado en la barra conversando con la peliroja de la noche anterior y Sharon.  - Qué hacía ella ahí?- 

Bajó del escenario y se acercó al trío que conversaba muy animadamente, al saludar a Sharon esta le plantó un beso apasionado y le apretó el trasero, él se sorprendió y se separó de ella viéndola mientras apretaba la mandibula, ella le guiñó un ojo y le dijo muy cerquita al oído.

  

•     Con esa canción te perdono por lo de la llamada -y sus labios dibujaron una sexy sonrisa-

Juan Daniel la recorrió con la mirada, realmente era un bombón, y si ella se estaba sirviendo en bandeja de planta…….  Pues iba a aprovechar  la oportunidad.  Pidió una ronda de vodka para los 4 y  volvió a proponerse olvidar a Beatriz a toda costa, agarró a Sharon por la cintura y se la llevó a la pista de baile.

Sergio estaba realmente preocupado, su amigo no solía beber tanto y mucho menos ser tan expresivo con sus acciones de afecto en público, si solo le faltaba que se desnudaran en medio de la pista porque no estaban dejando nada a la imaginación.  Cuando Juan Daniel se acercó a la barra a pedir otro trago, vio que Sharon y Alicia iban en dirección del baño y aprovechó para acercarse a su amigo.

•    JuanDa, hermano no crees que te estás pasando un poco con el trago?

•    Por favor, no empieces con eso y menos tú – con acento de fastidio -

•    Pero es que entre los tragos y tus expresiones de afecto con Sharon  te desconozco…

•    Hoy decidí disfrutar de la vida, acaso eso es un pecado? -Juan Daniel comenzaba a arrastrar las palabras-

•    No será que más bien quieres olvidar a cierta persona que no ha dado señales de vida…????

•   _Juan Daniel alzó los hombros e hizo un gesto de que me importa con la mano-

•    Ten cuidado hermano que el peor enemigo de un hombre es una mujer que ha sido usada y se ha dado cuenta de ello…

•    Ja tu dándome consejos de no usar a las mujeres -en tono burlón-

•    Por eso mismo te lo advierto, por experiencia propia -coge el vaso de vodka, hace un ademán de brindar con su amigo  y toma un bocado largo-

•    Pues nadie aprende de errores ajenos y hoy voy a disfrutar de la compañía que el destino a puesto en mi camino -coge su vaso, hace el mismo ademán y lo termina de un solo trago-

•    _Sergio mueve la cabeza en señal de negación-  no digas que no te lo advertí.

Como siempre fueron los últimos en salir del  local, ya eran pasadas las 4 de la mañana, y se fueron al departamento con sus conquistas.  

Sergio nunca se imaginó que alguna vez él sería el más sobrio de los dos, realmente no le gustaba manejar a pesar de que el auto era suyo, pero siempre que podía evitarlo lo hacía y como a Juan Daniel le encantaba estar tras el volante, el aprovechaba la situación.  

Cuando llegaron al departamento, en tiempo record, Juan Daniel a duras penas podía mantenerse en pie y tuvo que ayudar a Sharon a llevarlo hasta su cama, realmente estaba preocupado por su amigo, qué estaba haciendo esa loca desconocida con su hermano del alma, la curiosidad por conocerla crecía dentro de él, algo tendría que hacer para ayudar a su amigo.



A la mañana siguiente Juan Daniel no soportaba ni siquiera escuchar su propia voz, sentía como si un taladro estuviera agujereando sus sienes.  Abrió los ojos y estaba solo en la habitación, un suspiro de alivio salió de su boca, se levantó de la cama y entró en el cuarto de baño, abrió la ducha, se quitó el bóxer y entró directo al chorro de agua.  Su mente no dejaba de tratar de ordenar todo lo que había pasado la noche anterior, pero hasta pensar le dolía, optó por no pensar y solo sentir como el agua caía sobre su cuerpo, después de un largo rato salió de la ducha tomó una toalla, se secó y se la anudó a la cintura.  Fue hasta la cocina tomó una botella de agua mineral y regresó a su habitación, realmente no le importaba nada en ese momento, ni siquiera qué hora era; tomo toda el agua de la botella de un solo trago y regresó a la cama.