ESTEBAN
Cuando las puertas del ascensor se cerraron, Esteban tenía las manos hechas puño y tan apretadas que sus nudillos eran blancos.
Esto no podía estarle pasando a él, ¿cómo había cambiado tanto en apenas 7 meses Beatriz? ¿Cuándo dejó de tener el control sobre ella?
Debía recuperarla, no podía darse el lujo de dejarla libre así por así, ella le pertenecía, era su propiedad. Había pagado un precio muy alto por ella y no pensaba soltarla tan fácilmente.
Al salir del ascensor caminó directo hacia la salida del edificio, no sin antes percatarse del impacto que causaba en todas las mujeres con las que se cruzaba a su paso.
Fue directo al auto, que Brutus ya tenía encendido. La mole conocía tan bien a su jefe que, sólo viéndolo salir del edificio, supo que las cosas no habían salido como él quería. Y cuando “El Tigre” estaba de mal genio lo mejor era ir con pies de plomo y hacerlo todo a la perfección sino querías despedirte de alguna parte de tu cuerpo o hasta de tu vida.
- Brutus, al “Éxtasis”.
- Listo jefe.
El carro salió retumbando del lugar mientras se dirigía a uno de los pocos night clubs cinco estrellas no solo de Quito, sino del país.
Al llegar al lugar, el guardia de seguridad enseguida ordenó que abrieran el portón color crema, para que el auto entrara, mientras comunicaba por la radio que “El Tigre” había llegado, para que en el interior estuvieran alerta, incluso antes de poder identificarlo por las cámaras de seguridad.
Esteban entró al lugar y el administrador lo recibió con una enorme sonrisa, que delataba su nerviosismo, mientras lo dirigía a uno de los privados que se encontraban en la planta alta.
- Tigre, bienvenido.
- Luis, ¿cómo estamos?
- Muy bien señor, cada vez creciendo más – contestaba el pobre hombre, mientras le indicaba al mesero asignado a esa sala que trajera la bebida del jefe.
- Me alegra. Sé que ha llegado nuevo personal, quiero verlo – ordenó mientras tomaba la botella de Swing, se servía un vado y lo tomaba de un solo trago.
- Por supuesto, las envío para acá inmediatamente señor – hablaba Luis mientras se disponía a salir de la exótica sala – con su permiso.
- Después de eso, quiero ver los libros, así que anda preparando todo.
- Sí señor.
Esteban se sirvió otro vaso del licor color ámbar, mientras recordaba la conversación con Beatriz y la altivez con que le había contestado. En un segundo Brutus escuchó como el vaso se estampaba contra la pared y caía hecho pedazos al suelo, dejando una tenue mancha amarilla en la pared.
Al instante el mesero se apresuró a colocar otro vaso sobre la mesa y a limpiar los pedazos de vidrio del suelo, mientras tocaban a la puerta.
Brutus se apresuró a abrirla y ver quién era antes de permitirle el paso.
- ¿Quién es? – preguntó con la puerta entreabierta.
- Hola guapo, ¿dónde te has perdido? – la voz melosa de Natasha hizo que todos los músculos de Brutus se tensaran – quiero ver un momento al Tigre.
- Jefe es… - el grandote no pudo terminar la frase porque Esteban lo interrumpió.
- Déjala pasar Brutus - dijo el jefe mientras se acomodaba en el sillón que adornaba la pequeña sala.
- Y, ¿a qué se debe el milagro de tu visita? – entró preguntando una mujer con un diminuto vestido negro, cabello muy largo rubio y unos ojos verdes de gata salvaje que hacían juego con sus labios provocadores - ¿no que supuestamente ibas a desaparecer por un buen tiempo? – tenía un leve acento ruso.
- Natasha, ¿qué es lo que quieres? – le habló Esteban al tiempo que se servía un nuevo vaso de whisky y servía otro para su inesperada visita.
- Saludarte nada más – contestaba ella, mientras se acercaba y se sentaba junto a él, al tiempo que posaba sus dedos índice y medio en sus labios y luego los ponía sobre los labios de Esteban – por lo que veo estás como todo un felino enjaulado – pasaba la mirada por todo el lugar, percatándose de la mancha en la pared mientras tomaba el vaso que Esteban le ofrecía y daba un sorbo – osea que es cierto lo que dicen por ahí…
- Esteban se volvió bruscamente y la tomó del brazo mientras le preguntaba - ¿Qué es lo que nadan diciendo?
En ese momento tocaron nuevamente a la puerta, en esta ocasión era Luis con todas las chicas nuevas. Esteban soltó a Natasha mientras con una señal ordenaba a Brutus que les hiciera pasar, cambió su semblante por una cara tranquila y hasta cierto punto dulce. Sabía que debía darles una buena impresión a las muchachas, después ya lo conocerían a fondo cada una de ellas. Siempre probaba la calidad de la mercancía que ofrecía.
Una a una fueron entrando a la pequeña sala; rubias, castañas, blancas, morenas, todas ellas con cuerpos esculturales. Pero fue una pelirroja quien llamó la atención de Esteban, no por su cuerpo o rostro sino por lo nerviosa que se encontraba. Eso era lo que él necesitaba en esos momentos, un reto… Hacer que aquella muchacha lo deseara más que nada en la vida y se entregara a él por voluntad propia y sabía que, antes de que llegara el alba la poseería completamente.
Natasha conocía muy bien al “Tigre”, por algo era la chica más antigua tanto en el Éxtasis como en La Casona, enseguida notó como miraba a la pelirroja y supo que ese era el momento de actuar si quería conseguir lo que había ido a buscar. Se acercó un poco más a él y le dijo en voz baja:
- Llegó hace tres días de Irlanda, todavía está en entrenamiento, no la hemos inaugurado. Si tú deseas puedo llevarla a “La Casona” y ayudarle a que disfrutes.
Esteban la escuchaba mientras examinaba minuciosamente con la mirada a cada una de las diez chicas que se encontraban frente a él, con sendos vestidos de noche y perfectamente peinadas y maquilladas, mientras ellas daban vuelta y seguían las órdenes de Luis.
- En una hora las espero – contestó sin dejar de mirar su nueva mercancía mientras levantaba el vaso y tomaba un largo trago de whisky.
Natasha sonrió complacida.
Esteban terminó su vaso, se puso de pie y salió de la sala seguido de su sombra, Brutus, mientras le decía a Luis:
- Muy bien, ahora los libros.
Se perdieron de la vista de una Natasha satisfecha de lograr su cometido, por unas escaleras hacia la oficina contable.
Después de cuarenta minutos el auto, manejado por Brutus, ingresaba por el camino limitado por altos eucaliptos que conducía a “La Casona” y se parqueaba frente a la imponente puerta de roble que daba la bienvenida a todos sus visitantes.
Esteban bajó del auto ni bien éste paró y se adentró en la magnífica edificación tipo siglo XIX en donde se llevaba a cabo la actividad principal de ingresos de “El Tigre”.
Un hombre apuesto, muy bien vestido y con un porte que pocas mujeres podrían resistir, le dio la bienvenida mientras al corriente de los últimos movimientos del negocio.
Cuando llegaron al despacho de “El Tigre”, una impresionante habitación que ostentaba el mayor lujo posible, Esteban se sentó detrás de su escritorio mientras continuaba poniéndose al tanto de todo.
Alacrán |
- Dices que solo llegaron ocho paquetes, pero el pedido fue por quince. ¿Qué ocurrió?
- Jefe, las cosas se están poniendo difíciles, la Policía Judicial nos está pisando los talones, además este pedido es muy específico sobre las características de cada paquete y eso lo complica todo aún más.
- ¡NO ME VENGAS CON PUTADAS "ALACRÁN"!, la policía nunca ha sido un problema, y tú sabes que no puedo quedar mal con este cliente, ya una vez hace más de catorce años no entregué un pedido completo y tú bien sabes que “El Jeque” nunca olvida y si le vuelvo a fallar lo perdemos… Así que no sé cómo vas a hacer pero para el lunes que llega su control de calidad quiero toda la mercancía completa, sino la que correrá será tu cabeza.
- Si señor – el Alacrán sabía que su jefe no hablaba por hablar, así que se apresuró a coordinar cómo conseguir los paquetes que faltaban mientras caminaba hacia la puerta.
- ¡ALACRÁN! – Esteban lo llamó – quiero ver lo que tiene hasta ahora, ¿dónde las tienen?
- En el cuarto rosa jefe – contestó su mano derecha.
- - Vamos para allá – ordenó mientras se ponía en pie y salía de detrás del escritorio.
- Te llamo luego – dijo el Alacrán mientras afirmaba con la cabeza y cortaba la llamada.
-
Se dirigieron a la mencionada habitación que estaba en el segundo piso del ala oeste del gran caserón.
Se dirigieron a la mencionada habitación que estaba en el segundo piso del ala oeste del gran caserón.
Cuando entraron a la habitación, Esteban vio a las ocho chicas semiinconscientes acomodadas por todo el lugar en sillones, sofás y camas; ninguna superaba los diecisiete años y todas eran muy hermosas.
- ¿Todas son vírgenes? – le preguntó a su empleado.
- Por supuesto, Tigre, todas ya fueron examinadas por la doctora Trejo.
- Perfecto, cuida que coman bien y que no abusen del relajante, no queremos sobredosis ni adictas hasta el lunes que llegan a verlas.
- No se preocupe jefe, yo mismo estoy preparando las dosis. Por cierto ya les tomamos las fotos para la negociación del sábado.
- Muy bien - Esteban dio media vuelta y salió de ahí como si hubiera visto un lote de carros o algo así. - ¿Qué esperas? Ponte a trabajar IMBÉCIL!
El Alacrán tensó todo el cuerpo ante el repentino cambio de humor de “El Tigre” – Sí señor, con permiso – y se fue al mismo tiempo que volvía a marcar un número en su celular.
Esteban regresó a su despacho mientras pensaba en Beatriz y cómo la había conocido...
Él estaba buscando la última pieza para “El Jeque” y estaba contra reloj, con sólo tres semanas para conseguirla era casi imposible, en ese entonces no contaba con los recursos que tenía ahora.
Él estaba buscando la última pieza para “El Jeque” y estaba contra reloj, con sólo tres semanas para conseguirla era casi imposible, en ese entonces no contaba con los recursos que tenía ahora.
Todavía recordaba verla en la playa con aquel pequeño bikini junto a sus padres y hermanos, era perfectamente exacta al pedido, tez bronceada, ojos verdes y cabello castaño rizado; sólo debía asegurarse que era virgen. Así que puso en marcha su plan de conquista.
La siguió por los tres días que estuvo en esa ciudad, y por los cuatro días siguientes ya de regreso en Quito; en la universidad, con sus amigas, en sus ensayos de baile y hasta en el gimnasio. Seguía cada paso que daba.
Hasta que una tarde, mientras ella paseaba con sus compañeras de la universidad por el centro comercial, decidió que ya era el momento de que lo conociera y empezar con su plan de conquista.
Así fue como, mientras ellas compraban un refrigerio en el patio de comidas él se colocó estratégicamente detrás de Beatriz, de tal manera que ella no se diera cuenta de su presencia pero al mismo tiempo pudiera conseguir su propósito. Después de recoger su orden ella se giró y se encontró con el pecho de Esteban, provocando que la bebida que llevaba en la bandeja se regara sobre su comida.
- Lo siento, no lo ví – se apresuró a decir ella mientras recogía el vaso de su bebida.
- No, la culpa ha sido toda mía señorita – contestó y observó el rostro perfecto de su objetivo – permítame le ayudo con eso – al tiempo que retiraba de las manos de Beatriz la bandeja y la dejaba en el mesón sobre el basurero.
- Muchas gracias – miraba con cierto recelo a aquel hombre que poseía una mirada tan intrigante para ella.
- Permítame, yo invito – atacó, mientras la acompañaba hacia la mesa donde estaban las tres chicas ya disfrutando de su comida.
- No tiene por qué – repicó ella y tomaba asiento a lado de sus amigas.
- Señoritas, con su permiso – dijo mientras saludaba a las muchachas con un movimiento de cabeza y se alejaba hacia el puesto de comida.
Le compró lo mismo que ella había comprado minutos antes y cuando se lo llevó, se sentó en la mesa con ella y sus amigas, con toda esa seguridad que su profesión le había enseñado a tener.
- Perdón señoritas, permítanme presentarme, mi nombres Esteban Villarreal – les dijo mientras analizaba el impacto que causaba en cada una de ellas, mientras estiraba la mano hacia la más cercana a modo de saludo.
- Mucho gusto, Lucy – habló ella temblando mientras posaba su mano sobre la palma de la de Esteban y sentía como un escalofrío le recorría de pies a cabeza al sentir el roce de los labios de aquel monumento de hombre sobre el dorso de su mano.
Y así lo hizo con las otras dos chicas que acompañaban a su “pedido especial”. Cuando llegó el turno de Beatriz, ella se presentó y para asombro de él no permitió que le besara la mano sino que se la apretó de forma decidida y le dijo mirándolo a los ojos.
- Mucho gusto, Beatriz – reglándole la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida.
Pasó con ellas toda la tarde y se ofreció para llevarlas a cada una hasta sus casas, las amigas de Beatriz aceptaron en el acto, pero él podía oler el temor y la desconfianza que Beatriz sentía. Ella terminó aceptando ante la insistencia de sus amigas, quienes ya se habían dado cuenta que el interés de Esteban estaba en ella y querían sacar provecho de esto.
Mientras se ponían de acuerdo para ver en qué orden iban a dejarlas; Esteban, que no perdía detalle de la conversación, dijo que vivía muy cerca de Beatriz para así dejarla a ella al final.
Así fue como después de dejar a las tres amigas, en el trayecto a la casa de Beatriz, él aprovechó para seducirla. Al llegar al destino de su bella presa, como todo un caballero, se bajó de la DODGE doble cabina para abrirle la puerta y ofrecerle su mano para ayudarle a bajar, sabía que ya había logrado su objetivo. No por nada la había seguido por tantos días y la había investigado para conocer a la perfección sus gustos, aficiones y pasatiempos.
Así fue como después de dejar a las tres amigas, en el trayecto a la casa de Beatriz, él aprovechó para seducirla. Al llegar al destino de su bella presa, como todo un caballero, se bajó de la DODGE doble cabina para abrirle la puerta y ofrecerle su mano para ayudarle a bajar, sabía que ya había logrado su objetivo. No por nada la había seguido por tantos días y la había investigado para conocer a la perfección sus gustos, aficiones y pasatiempos.
Podía ver en los ojos de aquella hermosa mujer la admiración con que lo veía y fue en ese momento en que sin él saberlo el cazador había sido cazado.
Logró que Beatriz le diera su número de teléfono, aunque él ya lo tenía, y la promesa de un nuevo encuentro ese fin de semana. Al momento de despedirse le dio un beso en la comisura de sus labios y sintió claramente el brinco de sorpresa que ella dio al sentirlo.
No podía creer que aunque tuviera 21 años y un cuerpo que, lo que más inspiraba era deseo, contrastara con esos ojos verdes que reflejaban tanta ingenuidad. Era la personificación del pedido de “El Jeque”.
La llamó todos los días y salió con ella ese fin de semana. Cada vez que hablaba con ella lo seducía más su templanza, la pasión con la que defendía sus puntos de vista y al mismo tiempo la pureza e ingenuidad de sus sentimientos. Empezó a sentir que junto a ella, el era una buena persona, que podía convertirse en el hombre, que ella veía en él.
Dos días antes de cerrar el negocio con “El Jeque” no pudo más y la besó, en el momento en que sintió la suavidad de sus labios supo que no podría entregarla; que el tesoro que tenía entre sus brazos solo sería suyo, suyo y de nadie más, suyo por siempre.
Prefirió dejar la entrega de “El Jeque” incompleta y asumir las consecuencias de su decisión, aunque esto implicara que su perfecta reputación quedara manchada.
Después de seis meses, estaba parado frente al altar esperando a su diosa de ojos verdes, para jurarle amor eterno y hacerla completamente suya para toda la vida. Cuando decía sus votos, en su mente prometió que ella nunca conocería ese lado oscuro de su vida; que para ella, él siempre sería su hombre perfecto.
Estaba perdido en sus recuerdos, cuando el sonido de la puerta lo puso en alerta y vio entrar a Brutus para informarle que Natasha ya había salido del Éxtasis en dirección a La Casona. Se puso de pie y se dirigió a prepararse para la gran noche que iba a disfrutar, necesitaba sacarse toda la tensión que tenía acumulada.
Mientras disfrutaba de su baño, en el reproductor de música empezó a sonar esa canción con la que tantas veces se había sentido identificado mientras vivía con Beatriz.
Estaba perdido en sus recuerdos, cuando el sonido de la puerta lo puso en alerta y vio entrar a Brutus para informarle que Natasha ya había salido del Éxtasis en dirección a La Casona. Se puso de pie y se dirigió a prepararse para la gran noche que iba a disfrutar, necesitaba sacarse toda la tensión que tenía acumulada.
Mientras disfrutaba de su baño, en el reproductor de música empezó a sonar esa canción con la que tantas veces se había sentido identificado mientras vivía con Beatriz.
Era una furia,
un relámpago, una enfermedad sin cura
un adicto esa adrenalina oscura,
una rosa negra con espinas.
Un espejismo, un reflejo, un mal sueño
lo peor de mi mismo,
el mejor exponente del egoísmo,
una máquina de hacer heridas.
Hasta que llegaste y me encendiste con tu luz,
tu mirada poderosa y tu alma curandera,
tu sonrisa eterna y cuerpo de pantera.
Era mi mente
quien me hacía caer precipitadamente.
Yo culpaba al destino de mi mala suerte,
el exceso era de vacío.
Hasta que llegaste y me encendiste con tu luz,
tu mirada poderosa y tu alma curandera,
tu sonrisa eterna y cuerpo de pantera.
Me cambió la vida entera.
Pero ya sabía que, a pesar de todo lo que ella significaba para él, el ser bueno no era parte de su naturaleza.
Salió de la tina, se vistió y fue al gran salón a esperar a Natasha y su tratamiento de relajación de esa noche.
hay amigaaaaa no te imajinas cuanto pensaba en el dia que volvieras a publicar me alegro
ResponderBorrarmucho y esdpero con ancias lo que biene y debo decir que esto fue muy muy revelador
mostro un lado que no conciamos y en algun modo me hiso entender porque volvio despues
de todo pero me temo que apesar de que pueda entender si el no fue capaz de canbiar por
amor entonces esta perdido un beso
Mi Rosa querida, me alegra saber que ahora pueden entender un poco a Esteban, y si realmente e s muy difícil que cambie pero vamos a ver que pasa con él, más adelante.
BorrarYa regresamos y tenemos Beatriz para rato.
Un beso.
SONIA .,BIEN VENIDA MI NIÑA , RADICALMENTE TE DOY UN SOBRESALIENTE POR EL CAMBIO RADICAL , QUE HAS DADO AL BOLG,, SE PUEDE LEER BIEN ,EN ESO HE SALIDO GANANDO , EL BLOG EN SI , HA DADO UNA GOTA ENORME DE COLOR A LA HISTORIA
ResponderBorrarEL CAPÍTULO ME HA DEJADO ENGANCHADISIMA
FELICIDADES
Mami, gracias por la bienvenida. Me alegra mucho que te hayan gustado los cambios que hicimos, todos fueron pensando en ustedes.
BorrarUn beso.
Hay dios este capitulo especial me dejo deseando más y querer saber sobre que sera capaz de hacer esteban solo por tener a Beatriz con el.... Espero que su hija no caiga en uno de sus objetivos o sea el objetivo de nadie porque me provocara matarlo aunque ese hombre es mi debilidad no importa que tan malo sea a ese hombre me lo como toditito, Nathasha es.... pues mejor pregunto más adelante es que estoy en desconcierto.... Necesito urgente una sobredosis de esta historia en especial necesito mas sobre el porque no se porque pienso que las cosas se complicaran.... POR FIN REGRESASTE DIOS MORÍA POR LEER DEMASIADO TIEMPO SIN SABER DE BEATRIZ PROVOCA SECUESTRARTE NADA MÁS PARA QUE NO NOS VUELVAS A DEJAR POR TANTO TIEMPO.... Pero ahora quiero que me des el cap que le sigue al otro a ver que pasa con juan daniel y todo eso dios es que muero.... Otra cosa me encanta el blog lo amo..... Éxitos excelente cap...
ResponderBorrarPOR FIN HAS REGRESADOOOOOOO!!
ResponderBorrarEste capitulo a sido de lo mejorrrr!!
Me Ha encantado y QUIERO MASSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!
uN bESOOOOO TREMENDO TE QUIERO Y SIGUEEE!!
Bienvenida!!! Me gusta el cambio del blog, los colores y las fotos. Me encanto este capitulo y a la vez deseo saber cuando es el tan esperando y ansiado beso. No nos hagas esperar mucho. Muchas felicidades y exito en este re-comienzo. TQM Besitos.
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