Juan Daniel no podía creer que la
tenía otra vez entre sus brazos, sentir su cuerpo esbelto pegado al suyo y
respirar su aroma, ese aroma que lo estaba volviendo loco y que de ahora en
adelante nunca podría olvidar. Se zambulló
en el verde de sus ojos y descubrió que ahora no solo había tristeza en ellos
sino también preocupación y una chispa de rencor, ¿o sería odio? ¿Quién podría
despertar ese sentimiento en ella?, si era lo más parecido a un ángel que él
había visto en su vida. Bajó la mirada
hacia su boca, perfectamente delineada, tan deseable, tan comible; no podría
contenerse mucho más tiempo y terminaría apoderándose de ella.
Beatriz podía adivinar lo que estaba
a punto de hacer aquel adonis que la tenía entre sus brazos, y ella lo deseaba
tanto como él. Sentía como sus brazos la
sostenían y como sus manos acariciaban su espalda, era una sensación que la
calmaba y que tenía la leve idea de conocerla, pero ¿de dónde? Quería sentir esos gruesos labios entre los
suyos, deseaba saborearlos y que estos se llevaran todo el caos en que se había
convertido su vida.
La melodía de Crazy de Aerosmith sonaba
a lo lejos y los envolvía, Beatriz estaba tan perdida en el profundo chocolate
de los ojos de Juanda que apenas lo notaba, pero esa canción le recordaba algo…….
Sus ojos se abrieron, dió un pequeño
saltito entre los brazos de Juan Daniel y rompió el contacto visual mientras se
separaba de sus brazos, esa era la melodía de su celular. Se apresuró a buscarlo en el bolsillo
exterior de su gran bolso y miró la pantalla, era Braulio, la persona que les
hacía el transporte a sus hijos. Contestó
enseguida esperando que todo estuviera
bien, mientras las palabras de Esteban seguían retumbando en su cabeza.
- Braulio, buenas tardes.
- Señora Beatriz, buenas tardes. Lamento molestarla pero es mi deber informarle que estoy llevando a Alex al hospital Metropolitano…
- Beatriz sintió que su corazón cayó al piso, ¿qué le había pasado a su pequeño? ¿Esto sería obra de Esteban?, estaba al borde del colapso pero no podía perder la cabeza – Braulio voy para allá, por favor no se separe de él, ¿Sasha está con usted?
- Si señora, me llamó un poco más temprano de lo habitual. Ya la había recogido y venimos a ver al joven cuando nos encontramos con este… inconveniente.
- Muy bien, estoy en camino. Y Braulio… por favor no pierda de vista a ninguno de mis hijos, se los encomiendo.
- No se preocupe señora.
Beatriz colgó el teléfono y se viró
para disculparse con el tutor de su hija, su cara había cambiado por completo y
la sombra de la angustia se había apoderado de ella, en su desesperación se
había olvidado de preguntar qué es lo que había pasado.
- Lo siento mucho, debo irme.
- Beatriz, espere por favor – Juanda alcanzó a tomarla del codo mientras hacía que ella se girara para verla de frente. – Está demasiado alterada para manejar en ese estado.
- No se preocupe no tengo auto – contestó con una mueca que no terminó en sonrisa.
- Entonces permítame la llevo – se apresuró a ofrecerse un Juan Daniel preocupado por el estado de ella y lleno de curiosidad por saber qué es lo que había pasado. Quería saber todo sobre ella, quería empaparse, untarse de ella.
- Beatriz solo atinó a sentir con la cabeza mientras salían del salón hacia el estacionamiento - voy al Hospital Metropolitano.
De camino al hospital Beatriz no
dejaba de recordar las palabras de Esteban mientras tenía la vista perdida en
la carretera y el ceño fruncido, no podía desplomarse en este momento, no mientras
no supiera cómo estaba su hijo y qué era lo que había ocurrido. Juanda la miraba por segundos mientras
manejaba y trataba de ir por las calles con menos tráfico para llegar lo más pronto
posible.
- Sé que no es de mi incumbencia, pero me mata la curiosidad. – Se animó a decir Junda – ¿le pasó algo a Sasha?
- Beatriz simplemente negó con la cabeza y contestó – es su hermano… - no pudo decir nada más, porque sentía que si seguía hablando no podría contener las lágrimas que amenazaban con salir.
Juan Daniel estiró su mano y tomó la
de Beatriz y la apretó, no sabía que más decirle; pero ese gesto hizo en Beatriz
más que mil palabras. Sintió que si él
tomaba su mano ella podría hacer frente a cualquier cosa que viniera… mientras él la sostuviera.
Cuando llegó al hospital Beatriz,
literalmente, corrió hacia la estación de enfermería de emergencias.
- Buenas tardes, acaban de traer a un joven se llama Alex Villarreal.
- Buenas tardes, permítame revisar – Le atendió una mujer mayor con una parsimonia y aparente lentitud que estaba por sacar de quicio a Beatriz.
- En este momento le están haciendo unos exámenes…
- Disculpe ¿quién me puede decir qué es lo que tiene? – la interrumpió a punto de perder el control.
- ¿Usted es? – le preguntó la Señora con tono molesto mientras la miraba de abajo hacia arriba.
- Su madre, Beatriz Vinueza. Puedo hablar con algún doctor o alguien que me dé más información – estaba a punto de arrancarle los ojos a la bruja que tenía en frente cuando sintió la mano de Juan Daniel que le apretaba levemente el hombro y esto resultó como una dosis doble de Valium que la tranquilizó al instante.
- Buenas tardes – saludó Juan Daniel a la enfermera regordeta con cara de pocos amigos que miraba a Beatriz como si fuera basura y le dedicó una de esas sonrisas “baja calzones”.
- La actitud de la enfermera dio un giro de trescientos sesenta grados, y hasta se ruborizó – Buenas tardes, el paciente Villarreal está en el cubículo seis, ahí podrá hablar con el doctor a cargo.
Al escuchar el número del cubículo Beatriz se dirigió para
allá sin pensarlo dos veces.
- Muchas gracias – contestó Juanda mientras le guiñaba un ojo y seguía a Beatriz. Pero entonces alcanzó a ver en la sala de espera a Sasha que lloraba como una Magdalena y decidió que más ayudaría quedándose con ella.
Cuando Beatriz vió a Alex inconsciente
en la camilla, no pudo más que aguantar un sollozo. Braulio al verla se acercó junto con el
doctor que estaba en ese momento preparándolo para hacerle un sinnúmero de exámenes.
- Doctor, ella es Beatriz la madre de Alex – se apresuró a presentarla Braulio.
- Buenas tardes doctor, por favor dígame que tiene mi hijo – solicitó mientras estrechaba la mano del doctor.
- Mucho gusto, al parecer recibió un pelotazo en el estómago que lo dejó sin aire y por consiguiente inconsciente, sus signos vitales son estables. Sin embargo he pedido una serie de exámenes para estar seguros que no hay daños internos.
- Pero ¿por qué sigue inconsciente?
- Algunos cuerpos necesitan más tiempo que otros para recuperarse, ¿ha pasado alguna circunstancia de stress en estos últimos días?
- Beatriz vio pasar los últimos seis meses antes sus ojos como una película y se apresuró a contestar – hace seis meses murió su padre – mientras bajaba la cabeza y se sentía la peor madre del mundo.
- A veces el cuerpo ha estado expuesto a altos niveles de stress que no se han sabido canalizar y situaciones como esta son una excusa para que el cuerpo se desconecte y recupere las fuerzas que necesita.
- ¿Y qué podemos hacer? – se apresuró a preguntar
- Nada, él se despertará cuando se sienta listo. Eso, siempre y cuando no tengamos ninguna complicación en sus órganos internos. Ahora por favor esperen un momento en la sala de espera, vamos a realizarle algunos exámenes.
Beatriz sentía que ese día había
empezado tan bien pero que no podía estar terminando de peor manera, mientras
caminaba hacia la sala de espera. La imagen
con la que se encontró le pareció muy irónica,
Juan Daniel estaba consolando y tratando de tranquilizar a Sasha, estaba
haciendo lo que Esteban debería estar realizando en ese momento.
Si Esteban no hubiera jugado con
nuestras vidas en estos momentos “mi niño” estaría despierto y feliz, como
siempre lo ha sido.
Al verla Sasha se levantó y corrió a
sus brazos, ella debía seguir manteniéndose centrada y firme, ahora sería el
soporte que no fue meses antes, esta vez haría bien las cosas.
Braulio se despidió de ella y se
marchó. Beatriz le agradeció por todo
con una pequeña sonrisa y un cariñoso apretón de manos y le pidió que llevara a
Sasha a casa, ella debía descansar porque mañana tenía clases, además Tita no
sabía nada y era mejor que su hija se lo explicara sino le podía dar un ataque
a la pobre mujer, con la gran imaginación que tenía. Dios había rodeado a sus hijos de gente buena
que los querían y siempre estaban pendientes de ellos.
Después de un par de horas pasaron a
Alex a una habitación y lo dejaron ingresado.
A pesar de la insistencia de Beatriz,
Juan Daniel seguía a su lado y ella realmente lo agradecía su simple presencia
la reconfortaba y todavía no entendía el porqué.
Al cabo de una hora el doctor
apareció con el resultado de los exámenes, aparentemente Alex no tenía
comprometido ningún órgano interno.
Cuando el doctor salió dela habitación y al estar segura que su hijo se encontraba
bien, Beatriz no pudo más y las lágrimas empezaron a deslizarse por sus
mejillas mientras tenía la mano de su hijo entre las suyas y lo veía dormir en
aparente calma. Juan Daniel no soportaba
ver llorar a Beatriz, así que decidió ir por un chocolate caliente para la
mujer que se había adueñado de su mente, la dueña de su alma.
Cuando volvió de la cafetería, con el
chocolate, Beatriz estaba parada frente a la ventana viendo a su querido Quito como
brillaba con las luces de la noche. La silueta
de Beatriz iluminada por los rayos de la luna dejaron a Juanda sin respiración
y sintiendo aquel hormigueo en todo su cuerpo como si antes de ese día la
sangre en su cuerpo no fluía de manera correcta y recién su cuerpo se estaba
despertando a la vida.
- Tenía la garganta seca, tragó grueso y buscó las palabras correctas – Beatriz, te traje un chocolate caliente. – dijo para llamar su atención mientras se acercaba a ella y le ofrecía el vaso de poliuretano.
- Beatriz se viró para encontrarse con esos ojos cafés, que en estos momentos parecían negros, y que ella sentía que le llenaban de paz al mismo tiempo que le desnudaban el alma – Muchas gracias – le sonrió y aceptó el vaso con una tímida sonrisa, mientras el contacto de sus dedos desprendía en ella una sensación de calor que le recorría todo el cuerpo y se alojaba en su vientre.
- Cuando sonríes te ves mucho más hermosa que cuando lloras – Juanda se escuchó diciendo en voz alta lo que estaba pensando y sintió como si su cuerpo tuviera vida propia e iba acortando la distancia entre los dos.
Beatriz no podía apartar su mirada de
los ojos de él, eran hipnóticos. Todo en
él era hipnótico: su voz, sus ojos, sus caricias. Sentía que su cuerpo necesitaba estar junto a
él, que cada poro de su piel se abría para recibir el tacto de sus manos. Su corazón empezó a acelerarse al ser consciente
como iba disminuyendo la distancia entre los dos. Cuando ya estaban a pocos centímetros uno del
otro, ella cerró los ojos - aquí debería estar Esteban y en su lugar
está este adonis – y automáticamente las lágrimas volvieron a brotar de sus
ojos.
Al ver esta reacción, Juanda se
apresuró a tomarle la cara entre sus manos y enjugó sus lágrimas con sus
pulgares mientras la acercaba a su cuerpo y besaba sus ojos, la rodeó con sus
brazos y le susurró - Te prometo que no volverás a llorar, aunque me
gaste la vida en ello – y le besó la coronilla.
Esas palabras activaron la memoria de
Beatriz y fue como si un velo se rasgara en su cabeza, esas manos, esos brazos
y esa voz eran la del hombre de sus sueños, el hombre que hasta el día de hoy
no había tenido rostro ni nombre.
Levantó su cara para mirarlo, ya había tomado la decisión, si él no lo
hacía ella iba a besarlo, quería sentir todo lo que sintió en su último
sueño. Juan Daniel miró sus ojos y supo
decifrar perfectamente lo que estos le pedían y él estaba dispuesto a
dárselo.
En ese instante escucharon una voz
que dijo: MAMÁ!!!!!!
buenas noches tesoro , precioso capítulo , por fin ella encontró al hombre de sus sueños , y el a su dama que le robo el corazón ,pero que mala suerte que en ese mismo momento cuando se iban a besar se despertó el niño , tendremos que esperar al próximo capítulo
ResponderBorrarAsi parece Mami, será que realmente Juanda es la nueva oportunidad que el destino le da a Beatriz para ser feliz?
BorrarY si que nos resultó impertinente Alex ah??
Gracias por siempre estar ahí mi Rosi bella.
Un beso.
Dios Mamiiii que buen capitulo y que muchachito mas inoportuno dios es que me encanta cada día mas esta hermosa historia quiero saber más... te estoy extrañando horrores mami besitos se te quiere exitossssss
ResponderBorrarMe alegra saber que te gusta la historia Guada. Si lo sé, pero hay veces que las circunstancias no nos permiten hacer todo lo que quiseramos.
BorrarUn beso.
me matas tremendo capitulo creo que el accidente del niño fue como una jugarreta del destino para que permanecieran juntos espero el pequeño no se diera cuenta y lo tome de una mala manera pero a ellos los quiero muy juntitos jajaj un beso
ResponderBorrarGracias Rosa, más que del destino es el amor haciendo que nuestros protagonistas vayan a su compás. Será que van a poder estar juntos? Ya lo veremos.
BorrarGracias por tu fidelidad a Beatriz.
Un beso.
Un capitulo con todo Sonia!!
ResponderBorrarEstuvo genial!!!
Dios cuando se daran porfin ese besoooooo!!
Felisidades Sonia esto cada vez va mejor!!!!
TQM amiga!!!
Muchas gracias mi Meli, sus comentarios son los que me dan ese empujoncito que a veces necesito para seguir escribiendo.
BorrarEl beso, será pronto y cuando lo hagan sacaran chispas!!!!!
Yo también te quiero mucho mi chilega.
Un beso
Hola quería saber cuando públicas el próximo capítulo ?
ResponderBorrarHola Tulia, por ahora estamos publicando todos los martes.
BorrarEsero que te haya gustado la historia y verte por aquí todas las semanas.
Un beso
hola me gustaria saber si esta historia va a seguir publicandose.
ResponderBorrarSeñor amado!!! Y que no llega ese beso!!! Si en el proximo capitulo voy me meto en la historia y los obligo a besarse!.
ResponderBorrarExcelente capitulo ya quiero mas. BESO, BESO, BESO!!!
TQM. Besitos
Dama tus plegarias serán escuchadas, muy pronto el beso llegará al fin.
BorrarUn beso.
Claro que si Francisca, a pesar de que hemos tenido algunos inconvenientes y no hemos podido publicar la historia de Beatriz va a continuar.
ResponderBorrarEspero verte por aquí todas las semanas, publicamos los martes.
Un beso.